Escribe Ema Delgado sobre el Museo de San José - “Transitando por la desmemoria"

 

La Cultura en Tiempos del Coronavirus                              

 Por RSMC

En estos días de reencuentros virtuales con amig@s en las redes, conversé con Ema (Negrita) Delgado, recordando el “33er. Aniversario de la 2ª Época de Juventudes Musicales del Uruguay Filial San José” (*), que compartimos,  porque ella fue su primera Delegada y siguió siéndolo por varios años. Quise entrevistarla para que hablase del Museo de San José, al que fue desde niña de la mano de su padre Horacio Delgado Larriera (**). Comenzó quizá entonces su vocación como Artista Plástica, actividad en la que hoy se destaca. Fue Secretaria e integrante de la directiva del Museo, durante más de tres décadas.  Ema Delgado se refiere a ese poderoso vínculo en este texto “Transitando por la desmemoria”, que reproducimos. Si bien fue escrito hace más de dos  años, mantiene total valor,  vigencia y pasión.

Escribe Ema Delgado sobre el Museo de San José

 “Transitando por la desmemoria"

" En el mes de agosto pasado [2017], se ha celebrado el 70º Aniversario de la fundación del “INSTITUTO HISTÓRICO CULTURAL Y MUSEO DE BELLAS ARTES”. He leído el interesante libro “MUSEO DE SAN JOSÉ. Los Orígenes de la institución y la casona de Ortuño”, escrito por la Historiadora Margarita Patrón. Teniendo en cuenta todo eso,  y debido al  vínculo que he mantenido con esa entrañable institución por 30 años como secretaria y miembro de su Junta Directiva, creo que puede ser de interés realizar un breve relato, de un tiempo vivido en ese centro cultural, sin pretensiones de desarrollar un texto literario, sino simplemente,  transitar por la desmemoria, y acercar a las nuevas generaciones y por qué no, sacudir la modorra de los mayores, sin ahondar para no resultar tediosa,  un momento, un largo momento a partir del año 1971.

‘Solo se pierde lo que se guarda, solo se gana lo que se da’

‘La cultura no es caudal que se aminore al repartirse, ni proviene de energía que se degrade al propagarse, su defensa obra será de actividad generosa que lleva implícita las dos más grandes paradojas de la ética moderna: SOLO SE PIERDE LO QUE SE GUARDA, SOLO SE GANA LO QUE SE  DA’. Cuando ingresé por primera vez al Museo con 7 años, leí con alguna dificultad esa frase de Antonio Machado que en el razonamiento de una niña, no resultaba fácil de entender. ¿Cómo es posible que se pierda lo que se guarda, si mi madre continuamente insistía en que debía de guardar y ordenar mi pequeño mundo, para que nada se extraviara?

Esa frase forma parte del SER del Museo, frase que vimos colgada en el dintel, en la enorme cancel de vidrios esmerilados de esa Institución.Esa frase resume el significado del plan de la obra que a través de ideas muy precisas se llevaría a cabo, en ese DAR, en brindar, en ofrecer el conocimiento del arte, actividad que forma parte de la existencia del hombre, el perfeccionamiento espiritual puesto al servicio de todos a través de las diferentes disciplinas que se proyectaban instaurar.

Esa Institución tan enorme en su significado, en su increíble gestación, fue alimentando energías e irrumpió en la vida cultural del departamento hasta convertirse al día de hoy en una de las instituciones culturales más respetadas y consideradas del Uruguay, por su valiosa y reconocida trayectoria.

Bastión de la libertad cultural

1971

Voy a continuar este relato, ubicándome solo en  el MUSEO. No mencionaré aquí nombres de los entrañables compañeros, nómina larga, porque la mayoría de ellos ha partido. Es el caso de integrantes de la Junta Directiva Honoraria, profesores de los talleres,  integrantes de la Comisión de la Biblioteca “Ernesto Pinto”, y desde el momento de su creación, del Conservatorio Departamental de Música (año 1963), que tuvo varios años como sede el Museo. Nos convertimos en una familia. Lo único que importaba era cumplir con la alta finalidad cultural que distinguió  la vida de la Institución, cómo era de intenso el amor por la causa de la cultura, y cuánta la decisión para defenderla. A partir de ese año, comenzamos a vivir un tiempo largo mezcla de compromiso, honestidad, tesón, que la dictadura trató de doblegar sin éxito, con la consigna de mantener la casa, firme, guardada, amparada como bastión de la libertad cultural.

Sin la colaboración del gobierno municipal y luego del estatal, solamente se continuó  la labor con los aportes  de los socios, y la concurrencia desinteresada de artistas plásticos, músicos, conferencistas  y la actividad ininterrumpida con Juventudes Musicales del Uruguay, Filial San José [1ª Época],  y tuvimos que suspender  los Salones de Artistas Plásticos del Interior.

1976-24 de octubre- Don Manuel Cobas, Presidente del Museo y Secretaria  Ema Delgado (1)

No importaba el tiempo, no importaba el esfuerzo, no importaba tener que concurrir al Batallón de Infantería, ni esperar la orden de la Jefatura de Policía, para saber si podíamos llevar a cabo la actividad programada. Solo importaba, desde las viejas paredes, entre cuadros, cerámicas y esculturas, librar una dura batalla teniendo como únicas armas el análisis, la planificación el trabajo noble y permanente, respondiendo a los ataques con una sola actitud: fidelidad al pensamiento y a nuestros  principios.

La partida  del  Conservatorio

 En 1963, el entonces Ministerio de Instrucción Pública y Previsión Social, resolvió inaugurar dos Conservatorios de Música, uno en San José y otro en Durazno. El de San José (como ya señalé),  tuvo como sede durante muchos años  el Museo, donde se impartían clases de piano, guitarra y solfeo. Esto dio la oportunidad de llevar a cabo una actividad compartida donde concurría mucho público, el interesado en las exposiciones, y el que escuchaba buena música. Un  piano STEINWAY de cola, hacía las maravillas de  sonidos mágicos con que nos deleitaban los más grandes pianistas uruguayos y extranjeros, cuartetos de cuerda, etc., hasta que, por resolución de la Intendencia, dicho Conservatorio es trasladado, luego de pasar muchos años,  a otra sede ubicada en la calle Espínola. Sin el piano, no podíamos realizar la actividad musical y pasamos todo un año  organizando conciertos de guitarra.

Y EL GRAN   AUSENTE… ENTRÓ TRIUNFANTE

Piano del Museo de San José (foto de archivo, año 2016).

 El tiempo pasaba, nuestras fuerzas no decaían, pero permanentemente estaba en el pensamiento, la idea de cómo podíamos conseguir un piano. Es un placer contarles este episodio.

Un día yendo de Montevideo a San José, se me ocurrió preguntarle a una persona de la capital, si tenía idea donde se podía conseguir un piano de cola, y me dijo que sí. En la cooperativa de ANCAP, tenían uno que hacía tiempo querían vender.

Fui  hasta allí.  Se imponía la  presencia  de un BLUTHNER  negro cubierto con una tela oscura. Toqué apenas unas teclas, y por supuesto, inmediatamente llamé al entendido en el tema, el adorado Maestro Santiago Baranda Reyes, de quien fui secretaria. Concurrió al otro día y me dijo: “No lo dejen escapar, con una afinación, no se necesita más.”

Aquí  comenzó la odisea.  ¡¡¿Cómo hacíamos para comprarlo?!! Para nosotros, que nada teníamos,  todo era  complicado, pero no IMPOSIBLE.

Fuimos a conversar y convenimos en que hacíamos una entrega y el resto en cuotas.

A la entrega la pudimos hacer porque alguien que tenía tambo nos donó una vaquillona, y en la esquina de Colón y Asamblea, se vendió asado con cuero y chorizos que preparó otra persona. Al mediodía se había vendido todo. ¿No es fantástico?

Y entonces, llegó… el gran ausente. Lo esperamos en la puerta de Bengoa 493 y entró triunfante ocupando el lugar que tiene al día de hoy. Fue un  día de fiesta, de otros sueños cumplidos.

El resto,  como ocurre siempre, se logró con rifas, espectáculos  musicales y teatrales, hasta cubrir la totalidad de su costo.

I Bienal de Artistas Plásticos del Interior

1984

A fines de 1984, creo que en octubre, esperanzados por los nuevos tiempos que se avecinaban, organizamos la “I  BIENAL DE ARTISTAS PLASTICOS DEL INTERIOR”. Se hizo por invitación, porque era imposible citar a todos los plásticos del país. Se seleccionaron aquellos artistas que habían obtenido premios en los salones anteriores.

Contamos para la realización con la colaboración de profesionales, comerciantes, personas anónimas, y se entregaron estatuillas a los premiados. Temo equivocarme porque ha pasado mucho tiempo, pero creo que fueron Osvaldo Leite de Rivera, y Fernando Cabezudo, de Soriano.

En la serenidad de las tardes posteriores, juntos en el punto de reunión para el té, el café o el mate, en el patio colonial del viejo y querido MUSEO, rodeados por el enorme y señorial pino, el estallido de las camelias y recostados al aljibe, desgranando las rojas granadas de aquel añejo  árbol de tronco curtido y  maltratado, apoyado  desde su vejez en la dura estaca, recordamos las palabras de un poeta:

‘Y ahora que las sombras pasan,

Llenad las copas,

El día nacerá blanco y limpio como la nieve,

El vino nos enseñará el color del rubí.

Tomad dos hojas de aloe y alegrad la reunión:

Haced una lira de una y de la otra

una antorcha.’

Ema Delgado ”

(*) Ahora esta institución se denomina “Juventudes Musicales del Uruguay, Filial San José Daisy Herbón”, cuya directiva integro. RSMC.

(**) Una sala del Museo se llama “Horacio Delgado”. En la pág. 73 del libro de Margarita Patrón mencionado por Ema Delgado, se explicita la dedicada actuación de Horacio Delgado (1910-1963), como secretario del Museo.

(1)En la foto: Tributo a la partida del Éxodo del Pueblo Oriental desde San José (23 de octubre, 1811).

Esta nota fue publicada el 26 -05-2020, en la pág. 7 del periódico "Visión Ciudadana", de San José de Mayo, Uruguay.

Las fotos, a excepción de la del piano, son gentileza de Ema Delgado.

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San José de Mayo, Uruguay