El viernes 7 de julio de 2023, hubo un estreno para San José en el Instituto Cultural Español de San José (ICE), del documental “Ese soplo”, ópera prima de la joven cineasta uruguaya Valentina Baracco Pena(*), que ha recorrido salas uruguayas y festivales nacionales e internacionales, y continuará su periplo en Uruguay y en el extranjero.
Esta realizadora estuvo presente en el estreno en el ICE. Después de la proyección, conversó con los asistentes, quienes expresaron espontáneamente las emociones y reflexiones que despertó su película. Este documental registra los procesos del entrañable vínculo entre Valentina y su abuelo, los claroscuros de la vida y sus ciclos. Lo hace a través de la cotidianeidad, sin grandilocuencias, con humor, ternura y cercanía.
Entrevistamos a Valentina el jueves 6.
“Una trama” para (re)tejer lazos
_ “Ese soplo” es del 2022…
Valentina Baracco Pena: _ Sí. Tuvo un doble preestreno el año pasado en el Festival Doc Montevideo y en el Festival Detour.
_ Has hecho cortometrajes y has producido largometrajes con la productora “Monarca Films”, fundada en 2011.
_ Sí. Produjimos tres largometrajes con Eugenia Olascuaga, que es mi socia en “Monarca Films”.
_ Estrenaste “Ese soplo” el 1 de junio en salas comerciales de Montevideo. ¿Cómo surgió este primer largometraje de tu autoría?
_ Surgió con la propuesta de mi abuelo Fernando [Pena], quien quiso que filmáramos una película juntos.
_ Fue a raíz de que tú ibas a dejar de vivir con él. ¿Desde qué edad viviste con él?
_ Prácticamente desde que nací…Vivíamos con mi mamá Luz Pena y con mi abuela Luz Curbelo. Después mi mamá se mudó, mi abuela falleció... Estuve casi toda mi vida con mi abuelo en su casa en Montevideo. Me costó bastante animarme a decirle que me iba a mudar. Él ya se lo veía venir. Cuando se lo dije, me sorprendió con la propuesta de hacer una película en conjunto. Yo tenía 22 años cuando lo anuncié, pero al final me fui de su casa con 26 años. Ahora tengo 34 …
_¡Qué pícaro tu abuelo! ¡Te retuvo bastante! Lo de la película fue un truco para poder estar más contigo (risas).
_ Yo me fui llevando de a poco mis cosas, y ahí empezamos a filmar…
Filmador neófito con muchas ideas
_¿Él sabía filmar?
_ No. Me dijo que tenía muchas ideas, y que creía que podía hacer un buen personaje, pero que no sabía cómo se hacían las películas y que para eso me necesitaba a mí, porque soy cineasta.
_ Tú ya te habías formado en la Universidad ORT…
_ Sí. Y ya estaba trabajando. Cuando empezamos a filmar, él me propuso qué cosas filmar. Al principio, la cámara siempre la hice yo, hasta que en un momento, me pidió instrucciones para filmar cuando yo no estaba con él. Le dejé un cuaderno con las instrucciones, y aprendió a filmar [todo eso se muestra con mucho humor en la película]. Usó una “Handy”, una cámara chiquita de video de cassettes. Cada vez que iba a su casa, me mostraba lo que iba filmando, y me invitaba a filmar otras cosas.
_¿Es docu-ficción?
_ No. Es un documental. No es una película biográfica, pero sí la historia de nuestro vínculo real y todo lo que pasó desde que me fui de su casa y me propuso hacer la película. Lo que vamos filmando nace naturalmente de la cotidianeidad del hecho de compartir momentos mi abuelo y yo.
Puede hacerte pensar en ficción, porque se evidencia mucho la puesta en escena de que estamos haciendo una película, la meta de terminarla, y está todo asociado a mantener nuestro vínculo.
_ ¿Cuánto tiempo llevó la filmación?
_ Filmamos durante 10 años. Empezamos en el año 2011, y culminamos la filmación a fines de 2021. Paralelamente empecé a trabajar en la edición en 2019, con Magdalena Schinca, quien es la montajista. Terminamos el documental en 2022.
“Esperamos que las cosas sucedieran, y que nuestro vínculo se transformara”
_ Fue un largo proceso y no es sencillo filmar y editar a la vez. Y la financiación es un gran escollo.
_ En general es largo el recorrido de la financiación para poder hacer películas. Por otro lado, en este tipo de películas, hay que esperar que las cosas pasen. Nunca logré que mi abuelo hiciera algo puntual para la película. Todo fue surgiendo en forma espontánea. En algunas oportunidades, le pedí que repitiera alguna palabra, porque había pasado alguna moto y no se escuchó lo que había dicho, y me dijo que no lo iba a hacer. Ocurrió también que cuando yo llegaba a su casa, pasaba algo alucinante y si yo no lo había podido filmar, él me decía: “Si no lo filmaste, mala suerte.” (risas).
_ Algunos cineastas (como el enorme realizador japonés Akira Kurosawa), esperan que llegue una tormenta real para filmar, para lograr la mayor verosimilitud posible…
_ Creo que lo que logramos construir en la película, fue porque mi abuelo y yo compartimos juntos mucho tiempo, esperamos que las cosas sucedieran, y que nuestro vínculo se transformara. Mi abuelo se hizo mayor y yo también: por eso tuvimos que reconocernos en nuestras diferentes edades, y enfrentarnos a nuevos desafíos.
Esperamos muchas horas, por ejemplo, para que las palomas que estaban en el fondo de la casa armaran un nido, y todos los procesos que siguieron. A partir de ahí, hablamos entre otros temas, de “abandonar el nido”, como me pasó a mí…
Los dos perros que aparecen, también son protagonistas de la película, porque siempre están con mi abuelo.
“Observamos juntos cómo los árboles pierden las hojas, cómo florecen…”
Mencionaste a Kurosawa y recordé que hay una gran presencia del paso de las estaciones en la película: el verano, el invierno…Yo sentía que para algunas secuencias se necesitaba la presencia de la lluvia o del viento, y esperábamos para que estuvieran “de verdad”. Hacer una película como esta, te permite observar la realidad y la vida desde otro lugar. Observamos juntos cómo los árboles pierden las hojas, cómo después florecen… Me di cuenta de lo hermoso que era todo eso, al finalizar la película. Uno se pasa corriendo y no se detiene a observar…
“Hay muchos soplos en esta película”
_¿Quién sugirió el precioso título “Ese soplo”?
_ Mi abuelo lo sugirió, a partir de la canción de Carlos Gardel “Volver”, que en un pasaje dice “Sentir… que es un soplo la vida…” Fue una de las primeras canciones que aprendí a cantar. Me la enseñó mi abuelo, y la cantábamos cuando nos íbamos a Piriápolis en el auto. Jugábamos a que uno tenía que empezar una canción, y el otro, tenía que seguir cantándola, si no, perdía… Así aprendí a cantar varias canciones de Gardel. Mientras hacía la película, fui sintiendo a qué se refería la letra de esa canción. Hay “muchos soplos” en esta película.
Esta película rescata a una persona que ni fue un político, ni un artista, y que no se define por algo puntual que hizo, sino por su forma de ser y estar en la vida, por los vínculos valiosos, que es lo que termina trascendiendo.
_ ¿Cómo está tu abuelo Fernando?
_ Tiene 93 años y está muy feliz con todo este proceso… ¡Compartimos el estreno en “DocMontevideo” y eso fue hermoso! El 1 de junio que fue el estreno comercial, fue a conocer a alguno de los cines, pero no fue a las funciones. Me dijo que se pone muy nervioso, y que se emociona mucho… Yo le saco fotos de todos los lugares a donde voy con la película, y le hago videollamadas para contarle. Forma parte de lo que intentamos trasmitir en la película, que es el respetar al otro. Mi abuelo decide de qué modo quiere participar e involucrarse…
(*) Productora y directora en cine y televisión. Egresada de la Licenciatura en Comunicación Audiovisual de la Universidad ORT, donde también es docente. Estudió en la EICTV de San Antonio de los Baños (Cuba), donde realizó el taller de documental y cine ensayo con la directora japonesa Naomi Kawase.(Currículo abreviado)
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“Ese soplo”, de Valentina Baracco Pena. (Uruguay, 2022). Ficha técnico- artística (parcial). Dirección; dirección de fotografía y cámara: Valentina Baracco Pena. Producción: Andrés D’Avenia Frávega, Valentina Baracco Pena y Eugenia Olascuaga Fierro. Producción asociada: Ilaria Gambarelli (Aretusa Films).Montaje: Magdalena Schinca Damián. Correción de color: Elisa Barbosa Riva.
Esta entrevista se publicó el martes 11 de julio de 2023, en la pág. 7 del periódico "Visión Ciudadana" de San José de Mayo, Uruguay.